Palabras de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias

Buenos días a todos, señoras y señores:

Hoy nos convoca un acto lleno de significado para la cultura española. Una ceremonia en torno a la figura de Miguel Delibes —uno de los grandes de las letras en español— a la que la Princesa y yo acudimos con verdadera emoción compartida con su familia, sus lectores y admiradores, emoción personal e institucional. Por ello nos inunda el sentimiento por la estela de humanidad que nos legó la persona; y nos inunda la admiración por la calidad y la altura de la obra literaria que nos dejó el escritor, el maestro don Miguel Delibes, Premio Cervantes y Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Las intervenciones que hemos escuchado esta mañana testimonian esa emoción y respeto que todos compartimos.

La Fundación Miguel Delibes, que hoy se presenta en Valladolid, en este magnífico Centro Cultural también portador de su nombre, es una Fundación no solo oportuna sino también necesaria. La extensa obra de Delibes abarca medio siglo de la mejor literatura en castellano y constituye un capital intelectual de primer orden. A la Fundación le corresponde trabajar para que ese valioso patrimonio llegue siempre a las nuevas generaciones de lectores, facilitando el acceso, fomentando el estudio y promoviendo la investigación de su obra en el ámbito académico y universitario.

En el contexto internacional la obra de Delibes le convierte en uno de nuestros embajadores más destacados, especialmente en lo que concierne a la enseñanza del español, nuestra lengua de proyección universal. Nos alegra saber que la Fundación se propone trabajar intensamente en este terreno: divulgará la literatura de Delibes fuera de nuestras fronteras y seguro que atraerá a estudiantes de español de todo el mundo para venir a Valladolid y a Castilla y León.

Los patronos han querido confiar a la nueva institución diferentes objetivos, como la promoción de otros valores y activos que forman parte del legado de Delibes. El Norte de Castilla fue el diario en el que tomó conciencia de las posibilidades del periodismo y del universo de la palabra escrita. A esta Fundación le corresponderá también, pues, un papel en la reivindicación del oficio desde la óptica del compromiso y de la independencia.

Si hablamos de valores y pensamos en Miguel Delibes, imaginamos de inmediato a un hombre en permanente contacto con la naturaleza. Tal experiencia directa, continuada e intensa situó desde muy pronto a Delibes en posición privilegiada para tomar conciencia de los cambios que las nuevas formas de vida y de desarrollo económico operaban sobre el entorno natural. Esa transformación que mejoraba la calidad de vida de las personas debía conciliarse con la preservación del medio ambiente, del escenario en el que transcurría la vida de sus personajes y buena parte de la suya propia. La Fundación, al difundir el apego del escritor por la naturaleza, contribuirá con argumentos sólidos a velar por el medio natural.

Pero por delante de lo anterior está presente en la vida y obra de Delibes la preocupación por el hombre, por el prójimo, un humanismo pie a tierra que le lleva a interesarse por los aspectos que condicionan conductas y voluntades. En este empeño, Delibes presta atención de manera preferente a aquellos que se presentan más vulnerables, menos favorecidos, personajes de carne y hueso. La cultura popular, la filosofía práctica del campesino o la lógica aplastante del niño son tratados desde una óptica naturalista. La Fundación encuentra en este ámbito otro horizonte y un nuevo campo para el estudio.

Los objetivos y fines señalados van a identificar sin duda en esta nueva institución una extraordinaria herramienta. Esta Fundación aúna voluntades diversas. En primer lugar, unos familiares conscientes de su responsabilidad como custodios de una memoria y un legado invalorables. En ese esfuerzo cuentan además con el apoyo de personalidades destacadas que participan a título individual, y con administraciones públicas de ámbito local, provincial y autonómico, como muestra del reconocimiento y el aprecio generalizados que despierta la figura de Delibes, pues esta encarna sin duda principios tan valorados en estas tierras como la honestidad y la coherencia. Junto a todos ellos no podía faltar el dinamismo del sector empresarial que encuentra en la Fundación un cauce idóneo para la acción corporativa responsable.

En definitiva, la Fundación Miguel Delibes se articula como un instrumento imprescindible para fomentar el legado de excelencia del gran hombre y del gran escritor que tan honda huella dejó en la memoria de todos. Esta labor redundará sin duda en beneficio de la cultura en español y del patrimonio de toda España. Gracias de corazón y enhorabuena por esta magnífica iniciativa.

Y termino recordando las palabras que S. M. el Rey dedicó a don Miguel hace poco más de un año en el acto de homenaje que se celebró en su recuerdo, y como expresión del profundo afecto, gratitud y reconocimiento de la Corona por su persona y por su obra. Miguel Delibes, dijo el Rey, “ha sido un hombre bueno, un castellano leal, un español cumplido, un literato cuya vida y obra pervivirán para siempre en nuestra memoria”.

En definitiva, señoras y señores, gran hombre, buena gente y eterno valor de nuestra literatura y altura universal. Larga vida a su legado, larga vida a esta su Fundación.

Muchas gracias.